Contacto con un extraterrestre

Se prepararon para la guerra y el amor los encontró.

En efecto, perdí.

Y aquí la respuesta…

Luna lunera, cascabelera, cinco estrellitas y una cálida luz que te abraza en las auroras de la noche, los destellos de sus ojos brillan en intensidad a la oscuridad de una vela, no hay razón para resistirse a tan maravillosa revolución, nunca percibí el frio del tiempo porque todo ha sido fuego y perpetuidad, desde la lluvia cayendo en picado al asfalto, hasta las sábanas quemándose en cuerpo y alma por una eternidad.

La escasa soledad de la luz de la luna no llego a atravesar los ojos despiertos que con cautela brillaban en la negra espesura de las almohadas hechas trincheras, una guerra se estaba detonando y con ello las banderas blancas del amor alzaban en tregua una subordinación al cuartel de las órdenes.

Una ley de fuego…

Su tierno beso arde como los luceros en el palpito océano del cielo, jamás había pensado que en mi corta vida sintiera la concepción del cielo y el infierno basado en el amor de sus ojos, pero es que mi corazón late en un constante ajetreo y delirio por vos, la verdad de este magnicidio que se esta consumiendo al vibrar fervorosamente con anhelos de iluminar sin miedo los frenos de un mañana, ese he sido yo y la justa causa, tu.

En el tiempo pudimos eclipsar al sol y la luna guardándola en capsulas de memorias inquietas; el adornar tus cabellos con esas estrellitas del cielo valluno y como sonreía al verla en medio de cantos desesperados por grillos y pajaritos de la noche, solo la luna era fiel testigo de las constelaciones en las que entrelazamos nuestros besos y los juntamos al aire libre de la naturaleza.

He muerto 5 veces, que culpa que fuera la jefa del cielo y el infierno…

Mas que vivencias y actos de la cotidianidad, he descubierto la fascinante razón a la unión divina de sus lunares que amontonan esos suspiros de las estelas adornando su majestuoso cuerpo; son navegantes del ancho mar en una geografía de ensueño.

Fuego, fuego, eso sentí en mi alma, un fuego que arde eternamente por las gracias a Dios de sus perfectos labios; una vela se extinguía lentamente al borde de la locura y parece ser que esa misma cera derretida deletreaba con ansias mojar el poquito sudor que se iba evaporando, montañas que se escalan mansamente en el dulce sabor de las papilas del gusto y un pico puntiagudo donde descansa en paz la esquizofrenia de mis letras.

Estaba jodido…

Si de los cuatro elementos hubiera conocido el agua, aun así, me abstendría de utilizarla, pues en este caso me encanta la idea de que sea el fuego de mi boca quien moje las puertas de una anhelada llegada al intimo infierno del éxtasis; como un guerrero a punto de partir al Valhala, no hay un estado de retirada por la mayor gloria que la vida me estaba presentando.

Me arden las manos…

Aunque eres caos, guerra, paz, ternura, el volcán sigue aun en llamas, como querer apagar tan ardiente vehemencia, ni con los suspiros más sutiles al oído, se quebrantara la manía de corregir la piromanía que me envuelve hacia ti,

Y es que eres…

Tan suave como la arena del mar, dominante en comparación a las ondas del océano, alas que se humedecen por querer dormir plácidamente en el oleaje de los sueños, es ahí donde encuentro sentido a la palabra refugio y no quisiera abandonar la fantasía de embriagarme completamente de ti.

Pueda que mis palabras pasen por medio de miradas raras y comentarios desatinados…

No me importa, solo quiero que sepas que me siguen ardiendo las manos y con ello cada vez que quiera traerte de vuelta, solo será…

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Un comentario en “Contacto con un extraterrestre

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